Uno de los desafíos más críticos que enfrenta la minería en la era digital es la brecha de habilidades. A medida que la tecnología avanza, los trabajadores mineros necesitan una formación más especializada para operar y mantener equipos complejos. Esta brecha se manifiesta no solo en la operación de maquinaria avanzada sino también en la interpretación de datos, monitoreo en tiempo real, y el manejo de sistemas automatizados. La falta de habilidades necesarias puede llevar a una utilización ineficiente de la tecnología, lo que potencialmente podría aumentar los riesgos en lugar de mitigarlos.

Además, la digitalización de las operaciones mineras ha abierto nuevas vulnerabilidades en forma de riesgos de ciberseguridad. Los sistemas conectados son susceptibles a ataques cibernéticos que podrían comprometer no solo la seguridad de los datos confidenciales sino también la integridad operativa de las minas. Un ciberataque podría resultar en la paralización de operaciones, manipulación de datos de seguridad, o incluso control no autorizado de maquinaria pesada, lo que representa un riesgo directo para la seguridad de los trabajadores.